Iglesias protestantes intentan debilitar
organización indígena y de izquierda en
el Sur del Tolima. Iglesia Católica no
visibiliza "lo indígena" (jan 1, 1955 – dec 31, 1969)
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Fuente: 1994 Velandia - Etnia y Conflicto en el Sur del Tolima-1950-1980
Pero también la organización ha tenido que combatir contra muchos otros que han
asumido la noble misión de civilizarlos, evangelizarlos, culturizarlos, moralizarlos y
etcétera "buenas intenciones", que se apoyan siempre en un común denominador:
negarlos como indígenas para transformarlos en otra cosa. Así, durante varios años el
Cabildo Regional Indígena del Sur del Tolima tuvo que mediatizar la influencia de
distintas organizaciones religiosas particularmente protestantes, y de predicadores de panaceas como los Hermanos Gregorianos; o apocalípticos como los Santísimos Hermanos, y Redentoristas y Testigos de Jehová y Evangélicos, que durante los años de la "guerra grande" y luego durante "la participación" de los años sesenta, y ante la carencia precisamente de una organización que por lo menos frente a los problemas hubiera podido racionalizar el genocidio, habían actuado como cataplasma curativa de las dolencias de espíritu generadas por el conflicto.
Porque, obviamente, de las dolencias concretas de la comunidad no pudieron dar cuenta.
Por el contrario, a la larga se han convertido en un factor desarticulador de la necesaria
unidad que requiere la organización; acción que además ha contado si no con el apoyo
directo, por lo menos con el beneplácito de los organismos estatales, a pesar del
desagrado manifestado por el clero de la Iglesia Católica, que de otra parte, no tiene
mucho énfasis en el Sur del Tolima. Esto último no se debe solamente a que, como
sostienen Myriam Jimeno y Adolfo Triana "…se asiste al debilitamiento del papel de la Iglesia, en
buena parte por haber cumplido su labor de penetración ideológica y sujeción política…” (76) sino al hecho de que quienes administran los Institutos que tienen que ver con los asuntos indígenas, no abrigan mayores escrúpulos a la hora de evaluar los resultados de la acción ideológica; no importa de qué evangelio se trata, siempre y cuando no ponga en discusión la estructura que manejan mientras sí, por el contrario, contribuya a eliminar la expresión política de los factores de conflicto en las comunidades.
En las comunidades del Sur del Tolima se dan unas condiciones particulares que
explican el por qué la clerecía católica no ha tenido el eco que si ha tenido en otras
regiones o en otras comunidades. Por una parte, el simplismo que ha caracterizado
ciertos estudios diagnósticos de supuesto rigor "antropológico", (77) las eliminó de la
categoría de indígenas, con lo cual quedaron por fuera del régimen de misiones y de
educación contratada con la Iglesia Católica; circunstancia que, unida a la incapacidad
económica de las comunidades para sostener a los párrocos regulares, dejó la región
desde los años sesenta en manos de las sectas protestantes. De otra parte, la práctica
litúrgica tradicional hasta aquella época y en especial la aplicación o cumplimiento de los
rituales sacramentales siempre chocaron con la noción cosmogónica indígena (que, entre
otras cosas, no ha merecido la atención de los antropólogos) produjo una notable
suspicacia hacia la práctica del culto católico. Según Franz Faust "…El bautismo católico está
considerando como una contra para evitar el robo del espíritu, razón por la cual se estima como el único sacramento necesario de la Iglesia…" (78).
Sea por unos u otros factores, el hecho es que las Iglesias protestantes tienen sus reales
en el Sur del Tolima, de lo cual es ilustrativo el siguiente texto:
"...Este Cabildo de Indígenas de la Tribu de los Resguardos Nacionales de Ortega y de Chaparral, Tolima; decendiente de la Tribu de Levi Ochocientos años, antes de venir Elmecias al mundo: Pueblo de Ysrrael: Pueblo de Dios primeramente: protesta y rreprotesta Energicamente más de siete mil veces, contra las Cectas Comunista, Marxistas, Atea y contra las Leyes, Decretos, Resoluciones, Ordenanzas posteriores, Clandestinas o Inclandestinas, Inicuas, Absurdas y anti Cristianas: y protesta Energicamente contra los grupos de Indigenas Comunistas de los sitios de Túa de la Vereda Guatavita, Vuelta del rio Tetuán, de los Llanos de Yáguara y asi sucesivamente contra los grupos de Indigenas comunistas de otros sitios de las más Veredas de los citados Resguardos, los que estan unidos con personas Extrañas, particulares Desconocidas perjudicando los territorios de los Resguardos por medio de imbaciones, violando la Ley 89 de 1890 y más Leyes Especiales de Indigenas que la rrespaldan al Respecto Legalmente: Falsos rrepresentantes de la raza indigena, Francisco Aroca palma jefe de los grupos de indígenas comunistas del sitio de Tua de la Vereda de Guatavita: La filosofia Sabia Divina y Cristiana dice, dar a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar.
Decretese contra dichas uniones de grupos de imbasores perjudicadores del inmueble raíz de los Resguardos, suspensión de nó seguir ni perjudicar los Resguardos con imbaciones de ninguna naturaleza..."(sic.) (79).
La familia Yaima Oyola, de la comunidad de Espinalito, vereda de Sortija en la
jurisdicción de Ortega, caracteriza plenamente una de las tendencias o formas de lucha
que de una u otra forma, organizada o no, promueven la restitución del Gran Resguardo
de Ortega y Chaparral. Desde la muerte de Manuel Quintín Lame, el 9 de Octubre de
1967, cuyos despojos mortales se encargaron de enterrar, los hermanos Yaima --Gabriel,
Damián y Manuel José-- asumieron a su manera la continuidad de la obra de Q. Lame.
Se convirtieron, especialmente Gabriel, en una especie de seguidores de su maestro, de
quien tomaron el aire mesiánico que éste había asumido en los últimos años y que
encuadraba consecuentemente en su actividad como militantes de una secta protestante.
Asumieron el papel de litigantes y memorialistas que con desigual fortuna ejerció Q. Lame, y durante veinte años se han reclamado como "luchadores jurídicos" por la defensa de "la sagrada ley 89 de 1890".
De Q. Lame heredaron también el estilo y la retórica al punto que algunos de sus
memoriales parecen calcados de los alegatos y sumarios de Lame que reposan en los
archivos judiciales de Ortega. Sin embargo, su activismo legalista apenas se limita al
envío de memoriales, petitorios y denuncias a las oficinas de los Institutos relacionados
con Asuntos Indígenas, que consisten en un galimatías de términos "jurídicos" y prédica
bíblica de ningún resultado práctico aparte de los efectos implícitos de orden político ya
anotados que, ingenuamente, sólo sirven para justificar a los terratenientes. Su discurso
sólo hace justicia a Quintín Lame en su convicción por la recuperación de las tierras del
Resguardo y por la Conservación de su identidad indígena.
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