Erik Hacha Sangrienta (948-954) (jul 1, 948 – jul 1, 954)

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York regresó bajo gobierno escandinavo por última vez con el rey noruego Erik Hacha Sangrienta en 948. Durante los seis años siguientes luchó por conservar el control contra Olaf Sithricsson, que se había convertido en rey de Dublín en 945, y el rey Eadred (946-955) de Inglaterra. No obstante, fueron los propios habitantes de York, quizá cansados de su violencia, los que finalmente lo expulsaron para siempre en 954.

Erik huyó hacia el oeste atravesando los Peninos, pero sufrió una emboscada y fue muerto por el desconocido Maccus en el inhóspito paso de Stainmore, en Westmorland. Eadred, aparentemente sin oposición, recuperó el control de York. Osulf de Bamburgh, que había orquestado el golpe contra Erik, recibió como recompensa el nombramiento de ealdorman de Northumbria. La unidad de Inglaterra no volvió a estar seriamente amenazada nunca más.

La unificación de Inglaterra por parte de la dinastía de Wessex se consiguió no solo frente a la oposición de los vikingos y de sus aliados britanos y escoceses, sino también de muchos anglosajones que vivían en el Danelaw. Las tradiciones locales de independencia eran muy fuertes y los habitantes de East Anglia, Mercia y Northumbria a veces lucharon con los daneses contra los conquistadores de Wessex. Para ellos, un gobernante vikingo local era preferible a un distante sajón.

Uno de los apoyos más consistentes de los gobernantes escandinavos en York era su arzobispo, Wulfstan I (muerto en 956). Es posible que Wulfstan temiera que la posición de su sede se viera rebajada en una Inglaterra unida y estuvo implicado en numerosas conspiraciones contra los reyes de Wessex. Tras el derrocamiento de Erik, Eadred permitió que Wulfstan conservara su cargo, pero lo tuvo que ejercer desde un monasterio en el sur de Inglaterra, donde no tendría la oportunidad de conspirar para restaurar la independencia del norte bajo gobierno vikingo.

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