El 10 de marzo de 1876, una semana después de que la patente del estadounidense Alexander Graham Bell fuera aceptada, él y su asistente, Thomas Watson, logran transmitir una señal de voz a través de un cable eléctrico. La primer frase de la historia transmitida por un cable eléctrico fue: “Mr. Watson, come here, I want you!” (“Sr. Watson, venga aquí, lo necesito!”). Este hecho es considerado el comienzo de la telefonía. La primera señal de voz se logró utilizando un transmisor líquido, que consistía en una bocina que concentraba la voz sobre una membrana, que vibraba según la presión de aire. A esta membrana estaba sujeta una barra metálica sumergida en un recipiente con agua ácida. Un contacto eléctrico estaba sujeto a la barra y otro al fondo del recipiente, que contenía el líquido conductor. Estaba claro que este dispositivo no sería comercialmente viable, por lo que luego Bell diseña otro transmisor, basado en inducción electromagnética. Un imán permanente y una pieza móvil de metal interactuaban para inducir corriente en una bobina. Los primeros teléfonos de Bell no utilizaban alimentación externa, sino que utilizaban la energía electromagnética generada en el transmisor.