Hacia 1930, el problema de explicar la desintegración radiactiva Beta produjo un estado de crisis en el dominio de la física de partículas. La conservación de la energía, del momento y de la estadística cuántica parecían amenazadas. Pauli consiguió resolver todas esas anomalías postulando la existencia de neutrinos dentro del núcleo atómico. Pero lo hizo al costo de presuponer un modelo del núcleo atómico que resultó insostenible después del descubrimiento del neutrón en 1932.