En 1799 el químico Humpry Davy experimentó con los efectos anestésicos del óxido nitroso (gas hilarante). Dos años más tarde Horace Well recurrió al Eter para extirpar sin dolor un tumor en la mandíbula; en en 1847 el ginecólogo James Simpson usó cotidianamente el cloroformo para reducir el dolor de paro. Esta sustancia despúes estaría en los maletines de doctor.