Pudovkin es quizás, junto a Serguéi Eisenstein, el más prestigioso de los realizadores cinematográficos soviéticos.
Discípulo de Lev Kuleshov, Pudovkin debuta como realizador con un cortometraje cómico y con un documental, que ilustra las teorías sobre el reflejo condicionado.
En 1926 inicia la realización de su trilogía, compuesta por La Madre, adaptación de la homónima novela de Máximo Gorki, El fin de San Petersburgo y Tempestad sobre Asia.