El físico holandés, Pieter van Musschenbroek inventa el primer condesador eléctrico: la botella de Leyden. Un dispositivo eléctrico realizado con un envase de vidrio que permite almacenar cargas eléctricas, comportándose como un condensador o capacitor. La jarra se llena de agua, se tapa con un corcho y es atravesada en su centro por un cable con uno de sus extremos sumergido en el agua. Al conectarla a una fuente de energía estática la botella se cargaba y podía descargarse conectando su borne central a un punto de potencial cero. La botella de Leyden pronto encontró interesantes aplicaciones prácticas para almacenar energía estática: una de ellas fue la máquina de Wimshurst. William Watson experimentó con la botella Leyden, descubriendo en 1747 que una descarga de electricidad estática es equivalente a una corriente eléctrica.