Galvani había creado un sencillo circuito y el fenómeno fue aprovechado por su amigo, el profesor aristocrático Alessandro Volta, cuyas celdas voltáicas impresionaron a Napoleón y esto aseguró el éxito del invento. La pila de celdas fue, también, la primera batería, cuyos sucesores han sobrevivido hasta nuestros días.