El 26 de abril de 2004, Cirilo Robles, el alcalde del distrito de Ilave, un distrito dentro de la provincia de El Collao ubicada en el departamento de Puno, fue torturado y asesinado por pobladores de la región. A inicios de su mandato, había sido acusado de corrupción, malversación de fondos e incumplimiento de promesas electorales. En un inicio, él intentó rendir cuentas, pero ante la agitación popular, retornó a Puno, donde fue detenido por un grupo de pobladores. Ellos lo secuestraron, torturaron con objetos contundentes y punzantes y llevaron su cuerpo al “puente viejo”. Al final, dos personas fueron acusadas y sentenciadas por ser los agitadores del secuestro y muerte del gobernador.