El rey visigodo Rodrigo fue derrotado y probablemente perdió la vida a manos de las fuerzas del Califato Omeya comandadas por Táriq ibn Ziyad. La derrota fue el comienzo de la rápida caída del estado visigodo, cuyo poder militar y estabilidad se hallaban mermados por luchas internas para la sucesión al trono.