La ciencia y la tecnología habían favorecido la globalización de las comunidades, y los viajes espaciales. La economía crecía a pasos agigantados en la producción industrial y en la aportación de servicios cada vez más sofisticados y enriquecía maravillosamente a unas naciones, mientras que simultáneamente dejaba en retraso lacerante al sector agropecuario, en pobreza a amplias zonas en un mismo país y en subdesarrollo a gran número de naciones. Todo mundo veía que era necesario realizar cambios para que las innovaciones económicas, científicas y políticas tomaran un rumbo humano y justo. Era necesario conducir el cambio por el hombre y para el hombre, pero era evidente que estos cambios traerían consigo inseguridad, desconcierto y angustia.